viernes, 24 de septiembre de 2010

Un pulpo en un acuario aleman vaticina el resultado de partidos de futbol.

Esto es una vergüenza, una humillación. Yo, que soy la reencarnación del temible Kraken. Que he aterrorizado océanos enteros durante milenios. Que he capturado con mis poderosos tentáculos cientos de embarcaciones y las he arrastrado a las profundidades de mis dominios. Yo que en innumerables ocasiones he causado remolinos abismales donde flotas enteras encontraban la perdición. Que he sido retratado cientos de veces para asustar a la humanidad y formado parte de decenas de inquietantes historias para prevenir a los que se hacían a la mar. ¡Yo, el gran Kraken! Ahora me encuentro aquí, en este minúsculo espacio en un acuario, atrayendo a multitudes de curiosos, periodistas y fotógrafos, todos esperando ansiosos a que escoja una caja u otra, decoradas con extraños colores y figuras. Todo por una miserable almeja, cuando años atrás todas las criaturas del océano eran ¡mías! Está bien, lo haré una vez más, todo sea por recuperar un poco de aquel respeto y admiración de las viejas épocas. Algunos me llaman Paúl, pero a mi me encantaría que me vuelvan a llamar El Kraken…

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