viernes, 24 de septiembre de 2010

Un encierro en Xenón.

Pamplona. 8:00 AM. Encierros de San Fermín. Se abren las puertas de los corrales de Santo Domingo escupiendo a una manada de toros que corren descontrolados por las calles adoquinadas. Miles de personas corren, huyen, trepan y son arrollados en escasos minutos. Cuando la multitud avanza por la calle Estafeta un gran flash de luz enceguece a todos y acto seguido un portal espacio temporal engulle a los 14 toros y a un centenar de mozos en apenas unos segundos.

Planeta Xenón. Primera fase del tercer sol. En un campo de batalla. Quinientos mil xenovianos se preparan para luchar contra los invasores, los arkonianos. Ambos ejércitos se miran con odio de un lado a otro de la tierra de nadie, insultan en su propio idioma a sus oponentes y en algún caso un proyectil atraviesa el espacio y se clava a pocos metros de su objetivo. Sorpresivamente un portal usado comúnmente por Arkón se abre entre ambos bandos y vomita una serie de criaturas desconocidas formando una nube de polvo densa. En cuanto pueden, creen apreciar a poco más de una docena de animales robustos con largos cuernos y a decenas de individuos vestidos de blanco y rojo.

Galaxia de Arkón. Nave nodriza arkoniana. El comandante al mando de las operaciones de apoyo al ejercito en Xenón está a punto de perder el control. Sus tres ojos azules casi se salen de sus orbitas cuando grita a su subalterno encargado de teletransportar a los refuerzos de la infantería arkoniana a el campo de batalla. Un error en las coordenadas ha enviado a diez mil soldados a quién sabe dónde y extraído seres de un lejano planeta llamado tierra para depositarlos en pleno campo de batalla en Xenón.

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