viernes, 24 de septiembre de 2010

El ultimo hombre.

El ultimo hombre sobre la tierra medita sentado al borde de un abismo, escrutando el horizonte donde antes habían ciudades y ahora solo quedan ruinas humeantes. Cree que todo lo que ha perdido, sus amigos, su familia, el placer de usar cualquiera de sus sentidos o hasta incluso el sentir cómo el aire entra en sus pulmones son precios justos que pagar por vivir eternamente. Hace siglos que tomó la decisión de reemplazar todas las partes orgánicas de su cuerpo por otras artificiales, nuevos miembros y órganos que no se echaran a perder con el tiempo y pusieran en peligro su necesidad de ser inmortal. Hasta tuvo que borrar de su mente todos sus recuerdos mas antiguos para que no lo torturaran y volvieran loco. Viviría para siempre, pero todo le seguiría pareciendo nuevo e inexplorado. Estaba solo en este mundo, había sobrevivido a todas las guerras, todos los desastres de la naturaleza, matanzas, hambruna y demás catástrofes pero nada recordaba ni nada echaba de menos.
Hasta que ese día, sentado al borde del abismo, sintió la necesidad de saber qué había mas allá, a donde habían ido a parar todos esos hombres y mujeres que vio morir ante sus ojos a lo largo de los años. ¿ Es que acaso todos vivirían por siempre en otro mundo sin que él llegara a adivinarlo nunca? No, tenía que saberlo.
El ultimo hombre sobre la tierra cogió una piedra y la arrojo al abismo, contó los segundos que tardaba en llegar al suelo y consideró que era suficiente. Entonces, en un movimiento rápido y mecánico se lanzó al vacío al encuentro de la muerte, en busca de horizontes más allá de este mundo.

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