viernes, 24 de septiembre de 2010

Aqui y alla...

A veces, cuando estoy en la fila del banco o esperando en la antesala del dentista, me gusta imaginar que soy un valiente soldado norteamericano combatiendo en Europa contra los nazis. Mientras estoy sentado en mi comodo sofa mirando la television, mi mente divaga por las caoticas playas de Normandia, con el agua hasta las axilas procurando que mi arma no se moje y esquivando las balas del enemigo. O cuando camino por las grandes avenidas de New York junto con una chica guapa, mirando escaparates de tiendas, casi me parece sentir mis pies congelados de estar tanto tiempo en una humeda trinchera en el nevado bosque de las Ardenas. Sí, un valiente y heroico soldado, pasando penurias de todo tipo para defender la libertad en el mundo y luchando contra el mal personificado en los paises del eje, eso mismo me gusta imaginar que soy. Pero a veces, cuando registrando una granja abandonada de cualquier pueblecito frances encontramos mi patrulla y yo una familia entera masacrada, no puedo evitar recordar que no soy más que un asustado joven al que le gusta imaginar que es un señor esperando en la fila del banco, que lee una revista de moda en la antesala del dentista o que camina junto a una chica guapa por las grandes avenidas de New York.

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