viernes, 24 de septiembre de 2010

Baron de Batz

París, 21 de enero de 1793. Miles de parisinos se agolpan alrededor del cadalso donde Luis Capeto, mejor conocido como Luis XVI, sera guillotinado. El pueblo ruge pidiendo su cabeza, despues de años de sufrimiento, hambruna y humillacion. El verdugo golpea el suelo con sus pesados pies, buscando disipar el frio que poco a poco invade su cuerpo. Todos quieren terminar rápido con la ejecucion, los espectadores por ansiedad de ver sangre real derramada, los funcionarios de la revolución para continuar con sus propios asuntos y dar vuelta de pagina a una etapa terminada. Luis XVI mira al suelo, sus pies roñosos y entumecidos. No se atreve a mirar a los cientos de rostros pendientes de él, ¿Cómo estará su pobre y amada Maria Antonieta, sola en un calabozo oscuro y humedo?. Un tumulto hace que se abra un camino entre los asistentes frente a la plataforma, un hombre elegantemente vestido surge corriendo de la nada y de un agil salto sube al cadalso espada en mano y proclama con toda la fuerza de sus pulmones: "¡ A mi los amigos del rey!". Segundos interminables de silencio y estupor siguen a sus palabras de revelion. "¡A mi los amigos!" repite en vano. Dado que soldado que huye sirve para otra batalla, el hombre misterioso salta de nuevo a tierra y se pierde entre el gentio, ochenta mil parisinos harapientos estupefactos que no reaccionan a tiempo para deterner al partidario del rey.
Ese mismo dia, el gobierno revolucionario anuncia que Jean Pierre, Baron de Batz, es el enemigo numero uno de la Republica francesa.

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